31 Mujeres: Artemisa de Halicarnaso

 Ni el origen de su nombre, ni el lugar y fecha de su nacimiento están muy claros pero muchos investigadores creen que Artemisa, cuyo significado etimológicos puede ser "pura" o "doncella", nació alrededor del siglo V a.C. Convertida en reina de Halicarnaso a la muerte de su marido no dudó en ponerse de parte de Jerjes, el rey de persa que se disponía a marchar contra los atenienses para castigarlos por su apoyo a las ciudades rebeldes de Asia Menor. Mujer dotada de gran valor y óptimas habilidades estratégicas, lideró cinco trirremes y participó en la desafortunada, para los persas, batalla de Salamina.

Cuando la suerte de enfrentamientos se estaba decantando a favor de los atenienses, ordenó a sus marineros retirar los estandartes persas e izar los griegos para poder alejarse sin problemas de la batalla. La astuta medida fue aprobada por Jerjes, que a partir de ese momento la mantuvo a su lado como consejera. Fue ella quien le aconsejó que continuase la guerra en tierra, después de haber constatado la superioridad griega en el mar, y quien sugirió confiar en Mardonio las tropas y regresar a casa. Con estas acciones se atrajo la ira de los atenienses, que ofrecieron diez mil dracmas por su cabeza, una cifra tan enorme como su odio por ella.

Volvió a Persia con el rey y según algunas fuentes no del todo fiables, ya madura, se mató lanzándose al vacío tras ser rechazada por un joven llamado Dárdano del que se había enamorado y al que, por venganza, había ordenado que le sacasen los ojos.

Una mujer muy admirada

Artemisia tuvo una legión de
seguidores, quienes se deshacían en
halagos. Sus “fans” temían la
reacción del rey persa por tomarse
tanta confianza.

Una hábil estratega

Para tomar la ciudad de Latmos se le ocurrió organizar una procesión religiosa hacia la ciudad y llevar allí
un sacrificio ritual. Los habitantes estaban deseosos de ver el espectáculo y salieron de la ciudad, momento que aprovecharon los hombres de Artemisa para tomar Latmos.